Las instituciones europeas han logrado avances notables en la regulación de sistemas de IA, estableciendo normas para modelos fundamentales, como ChatGPT, en uno de los primeros esfuerzos globales para legislar sobre esta tecnología en expansión.
Entre los logros alcanzados se encuentran términos provisionales para regular los sistemas de IA generativa, así como la obligación de los proveedores de IA de divulgar resúmenes detallados de los datos utilizados para entrenarlos. Sin embargo, temas como la regulación de la vigilancia biométrica y el acceso al código fuente aún están en discusión y se espera que sean parte de las próximas deliberaciones.
La Unión Europea busca mantener su posición pionera en la regulación de la tecnología de IA a pesar de la complejidad de las negociaciones y la rápida evolución de la IA. La fecha límite de votación está prevista para la primavera, y esta regulación podría convertirse en un referente global que influya en la forma en que otros países abordan la regulación de la IA.
Esta negociación surge un año después del lanzamiento de ChatGPT, el chatbot de IA lanzado por OpenAI, y se alinea con el reciente lanzamiento de Gemini, la apuesta de Google para competir con ChatGPT.
La regulación de la IA ha cobrado fuerza debido a preocupaciones sobre su uso, como el caso del veto de Italia al chatbot y la orden ejecutiva de Estados Unidos para regular la IA. La tarea de regular una tecnología que impacta todos los sectores económicos y evoluciona rápidamente es compleja, pero necesaria para abordar los riesgos y oportunidades que presenta la IA en la sociedad actual.
Derivado de lo anterior, México tiene que seguir de cerca las iniciativas de regulación de la IA en otras partes del mundo, como la Unión Europea, para estar al tanto de las mejores prácticas, asegurar un desarrollo tecnológico ético y competitivo, y proteger los derechos de sus ciudadanos en un entorno digital en constante cambio.